]Miguel Ángel SANTOS GUERRA, leonés de nacimiento y malagueño de adopción, es Doctor en Ciencias de la Educación, catedrático de Didáctica y Organización Escolar en la Universidad de Málaga.
Es también Diplomado en Psicología y en Cinematografía. Ha sido profesor en todos los niveles del sistema educativo: maestro de Primaria, profesor de Bachillerato y profesor de la Universidad Complutense y de otras universidades españolas y extranjeras. Fue Director de un centro educativo, del Departamento de Didáctica y Organización Escolar y del Instituto de Ciencias de la Educación de la Universidad de Málaga. Ha escrito numerosos libros y artículos sobre organización escolar, evaluación educativa y formación del profesorado. Ha recibido numerosos premios por sus escritos y por sus trabajos de investigación. Escribe, cada sábado, en el periódico La Opinión de Málaga. Es colaborador de numerosas revistas nacionales y extranjeras y dirige varias colecciones educativas. Es padrino de tres escuelas argentinas en las provincias de Santa Fe, Mendoza y Jujuy. Ha sido declarado Huésped de Honor de varias ciudades argentinas, mejicanas y chilenas. Si quieres contactar con Miguel Ángel Santos Guerra su correo es:
arrebol@uma.es
- Dejar en el patio un caracol para entrar en clase y estudiar en el libro uno dibujado.
- Guardar silencio para empezar la clase de lengua.
- Repetir lo que dice el profesor de forma literal, aunque la pretensión sea que haya alumnos creativos.
- Conseguir buenos demócratas en una institución jerarquizada.
- Enseñar a participar sin que puedan decidir en asuntos sustanciales.
- Pretender coeducar en una institución tradicionalmente androcéntrica.
- Educar en libertad en un lugar al que hay que acudir obligatoriamente.
- Pedir que el niño no se distraiga viendo volar una mariposa por la ventana y pretender que fije la atención sobre una dibujada en el encerado.
- Dejar fuera la vida real para conseguir que la entiendan y la expliquen desde una situación artificial.
- Pretender educar a las personas en la solidaridad mientras se plantean de forma competitiva las actividades.
- Organizar trabajos en grupo, pero hacer una evaluación rabiosamente individualizada.
- Decir que cada uno tiene su ritmo, su estilo y su capacidad para aprender pero organizar de forma homogénea la clase.
- Querer que sean creativos y, sin embargo, hacer exámenes en los que tienen que repetir literalmente.
- Dar valor a la diversidad infinita de los alumnos y establecer un currículum único para todos
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