El Realismo pictórico surge como oposición a las corrientes idealistas y románticas que se impusieron durante la primera mitad del siglo XIX.
Propugna la exposición de la realidad objetiva y, del momento presente, con representación de escenas de la vida cotidiana, protagonizadas generalmente por campesinos y obreros, y con adquisición de una importancia preponderante del paisaje.
Se trata de una forma de manifestación artística, centrada en Francia, que determina la transición hacia el impresionismo y el simbolismo.
LOS GRANDES MAESTROS
Por su unidad de presupuestos estéticos, la escuela pictórica realista es probablemente una de las mejor definidas durante la segunda mitad del siglo XIX, época en la que otros movimientos como el impresionismo crearon líneas evolutivas diferentes que dieron lugar a cierta confusión en su ordenación.
Éste no es el caso de los pintores realistas, entre los que se diferencian las siguientes personalidades relevantes:
Gustave Courbet (1819-1877) es la primera gran figura del realismo pictórico francés. Creó el término cuando organizó la exposición «El Realismo» en un pabellón anexo a la Exposición Internacional de París de 1855, que había rechazado una de sus obras.
Jean-François Millet (1814-1875) caracteriza su obra por el desarrollo de escenas de la vida campesina, con un tratamiento rudo y esforzado, alejado del halo de ingenuidad que anteriormente era propio de la representación de la actividad en el ámbito rural.
Honoré Daumier (1808-1879) crea obras de temática esencialmente urbana, con representación en tonos oscuros de personajes proletarios y humillados. Destaca su innovadora concepción del dibujo, con trazo denso y distorsión de las figuras, y que hace aparecer su obra.
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