Navidad y patera
Luis García Montero
Mi hija Elisa pasó toda la tarde de ayer dedicada a los
preparativos de la Navidad. Subió al trastero con su madre, buscó el
pino artificial y las cajas donde guardamos los adornos y las figuritas
del belén.
Madre e hija ordenaron por tamaños las ramas del pino, prepararon el
tronco y formaron el árbol. En una esquina del salón, con la puerta
cerrada para que no entrase el gato, la vida familiar se fue llenando de
guirnaldas, bolas de cristal, corazones, muñequitos y lámparas de
colores. Desde la ventana de casa, se veía también la alegría callejera,
la sonrisa de los adornos que cuelgan sobre los coches, las farolas y
las aceras. Las llamaradas de la fiesta suavizan el frío de la ciudad.
Cuando la oscuridad encendió las luces en la calle -porque es la
oscuridad la que enciende siempre las luces-, Elisa y su madre estaban
todavía en la mesa grande del comedor, con un papel y un bolígrafo,
diseñando los paisajes y la disposición del belén. Las figuritas
vigilaba, ordenadas y dispuestas en grupos (el misterio, los Reyes, los
pastores, los oficios, los animales), encima del aparador. Cuidado con
el gato, fue la frase que más se oyó en la casa. Cada vez que alguien
abría o cerraba la puerta, era necesario recordarnos que nuestro gato
Negrín está especializado en cazar figuritas y adornos navideños.
El belén es cosa seria en la familia. Desde que era niña, la madre se
especializó en hacer hermosos belenes, y la hija ha seguido la
tradición. Todos los años enriquecen una geografía de barro, musgo,
papel de plata y miniaturas de madera. La religión ocupa poco lugar en
nuestras costumbres, pero las costumbres familiares son una especie de
religión para resistirnos a las transformaciones sociales que más nos
asustan. Anoche quedó todo preparado para la gran obra de ingeniería
navideña.
Esta mañana, en el desayuno, nos hemos enterado por la televisión que
una mujer ha dado a luz en una patera. Para huir de la pobreza, en una
especie de Arca de Noé, se habían encerrado 38 personas, entre ellas 7
mujeres embarazadas. Cuando la Guardia Civil los rescató y los llevó al
puerto de Motril, descubrió que una de las mujeres había dado a luz en
medio del diluvio, o del naufragio, o de la aventura embarrancada. La
madre y la niña están ahora en un hospital de Motril. Un guardia civil
hizo con su pecho de mula y de buey para darle calor a la recién nacida.
Los compañeros de viaje fueron conducidos a un centro de internamiento.
- Vaya, eso si que es un belén, dice Elisa.
- En efecto, un belén y un gato.
- ¿A ver? ¿Qué me dices?
- Es un belén, porque el nacimiento representa eso. Una mujer pobre,
sin papeles, da a luz en un pesebre. Así que esta noticia es una versión
navideña propia del año 2010. Pero también es un gato. Cuando nos
preparamos para celebrar la navidad, adornar la vida, cantar
villancicos, invadir los grandes almacenes, las joyerías, las tiendas de
regalos, llega la realidad como un gato y nos destroza la falsa
inocencia de nuestro belén.
- Sí –Elisa se pone seria-. La verdad es que a veces las noticias
parecen una parábola. La vida coloca una patera entre las tarjetas de
crédito. ¿Cómo es el ripio de la Biblia en verso que tanto te gusta?
- Jesucristo nació en un pesebre, / donde menos se piensa salta la liebre.
1 comentario:
Muy buena reflexión de Luis García Montero sobre la navidad. Te deseo lo mejor, Pepe, a tí, a los tuyos y todos tus alumnos y seguidores. Que el año que viene no nos falte la tranquilidad, las ganas de trabajar, la creatividad y la inspiración. Salud, amigo!!!
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