El Lenguaje y su ¿neutralidad?. Eduardo Galeano.
En la época victoriana, no se podían mencionar los pantalones en presencia de una señorita.
Hoy, por hoy, no queda bien decir ciertas cosas en presencia de la opinión pública:
Hoy, por hoy, no queda bien decir ciertas cosas en presencia de la opinión pública:
El capitalismo luce el nombre artístico de economía de mercado, el imperialismo se llama globalización.
Las víctimas del imperialismo se llaman países en vías de desarrollo, es como llamar niños a los enanos.
El oportunismo se llama pragmatismo, la traición se llama realismo.
Los pobres se llaman carentes, o carenciados, o personas de escasos recursos.
La expulsión de los niños pobres del sistema educativo se conoce bajo el nombre de deserción escolar.
El derecho del patrón a despedir al obrero sin indemnización ni explicación se llama flexibilización del mercado laboral.
El lenguaje oficial reconoce los derechos de las mujeres entre los derechos de las minorías, como si la mitad masculina de la humanidad fuera la mayoría.
En lugar de dictadura militar, se dice proceso.
Las torturas se llaman apremios ilegales, o también presiones físicas y psicológicas.
Cuando los ladrones son de buena familia, no son ladrones, sino cleptómanos.
El saqueo de los fondos públicos por los políticos corruptos responde al nombre de enriquecimiento ilícito.
Se llaman accidentes los crímenes que cometen los automóviles.
Para decir ciegos, se dice no videntes, un negro es un hombre de color.
Donde dice larga y penosa enfermedad, debe leerse cáncer o SIDA. Repentina dolencia significa infarto, nunca se dice muerte, sino desaparición física.
Tampoco son muertos los seres humanos aniquilados en las operaciones militares.
Los muertos en batalla son bajas, y los civiles que la ligan sin comerla ni beberla, son daños colaterales.
En 1995, cuando las explosiones nucleares de Francia en el Pacífico sur, el embajador francés en Nueva Zelanda declaró: "No me gusta esa palabra bomba, no son bombas, Son artefactos que explotan".
Las víctimas del imperialismo se llaman países en vías de desarrollo, es como llamar niños a los enanos.
El oportunismo se llama pragmatismo, la traición se llama realismo.
Los pobres se llaman carentes, o carenciados, o personas de escasos recursos.
La expulsión de los niños pobres del sistema educativo se conoce bajo el nombre de deserción escolar.
El derecho del patrón a despedir al obrero sin indemnización ni explicación se llama flexibilización del mercado laboral.
El lenguaje oficial reconoce los derechos de las mujeres entre los derechos de las minorías, como si la mitad masculina de la humanidad fuera la mayoría.
En lugar de dictadura militar, se dice proceso.
Las torturas se llaman apremios ilegales, o también presiones físicas y psicológicas.
Cuando los ladrones son de buena familia, no son ladrones, sino cleptómanos.
El saqueo de los fondos públicos por los políticos corruptos responde al nombre de enriquecimiento ilícito.
Se llaman accidentes los crímenes que cometen los automóviles.
Para decir ciegos, se dice no videntes, un negro es un hombre de color.
Donde dice larga y penosa enfermedad, debe leerse cáncer o SIDA. Repentina dolencia significa infarto, nunca se dice muerte, sino desaparición física.
Tampoco son muertos los seres humanos aniquilados en las operaciones militares.
Los muertos en batalla son bajas, y los civiles que la ligan sin comerla ni beberla, son daños colaterales.
En 1995, cuando las explosiones nucleares de Francia en el Pacífico sur, el embajador francés en Nueva Zelanda declaró: "No me gusta esa palabra bomba, no son bombas, Son artefactos que explotan".
Eduardo Galeano
Viñetas de J.R. Mora y Quino
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